Tiene profundas raíces bíblicas y no es simplemente un mero triunfalismo.
Sólo recuerdan que Jesús en la crus fue el triunfo sobre el pecado y la muerte. Y es la obligación de los cristianos proclamar ese triunfo.
En la oración y en el tetimonio señalan lo que hizo Cristo y lo que hará en el futuro. Las manos alzadas, los aplausas y las aclamaciones son gesto de este tipo.
En otras asambleas las personas que han sido pecadoras o han falado en su compromiso pueden sentir la necesidad de expresar su arrepentimiento.
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